¡¡¡Hola a todo el mundo!!! Vuelvo a la civilización (si así puede llamársele, claro).
Desde este momento reabro el blog. Seguramente querréis (bueno, eso ya sería suponer mucho por mi parte) que os hable de mi mes y medio en la Antártida. Pero eso sería muy largo, tengo mucho que contar y durante los dos días me preguntaréis y a partir de entonces seguramente estaréis deseando que me calle. Así que dejaremos esto para otra ocasión y empezaré en la vuelta a casa.
Lo primero que tengo que decir es que no tengo ni idea de lo que ha ocurrido en el mundo durante los dos últimos meses. No internet, no facebook, no móvil (si costaba pillarme por llamada porque no le hacía caso al aparatito esperad a la vuelta…), no televisión. Nos llegaba alguna noticia por una especie de noticiario, pero sin regularidad ni muy extenso (tampoco solicitamos mucha cosa, la verdad). ¿Y sabéis que? Se puede vivir sin internet, sin teléfono. Y no solo se puede, uno es muy pero que muy feliz. Se puede decir de todo, menos que lo he echado en falta. Me acostumbraré rápido, lo sé, pero viene bien pegar una desconexión así.
Tengo un papelito que certifica que un servidor se ha cruzado el paso del Drake (lástima que no especifique que sin marearse), pero creo sinceramente que tiene muy poco mérito. Pasé unos Drake absolutamente geniales con muy poco movimiento para lo que puede ser. La ida fue más jodida que la vuelta, pero si llego a pillar un Drake malo de verdad otro gallo hubiera cantado. Mirad si era tranquilo que en el segundo incluso jugamos al risk.
Ushuaia… Ushuaia es una ciudad compuesta por la Calle San Martín (repleta de restaurantes y tiendas, especialmente de souvenirs), un puerto, algunos hoteles (en la Calle San Martín y paralela), un antiguo presidio que hoy es un museo y las viviendas de la gente que vive allí. Simple y llanamente. No tiene nada más. Lo juro. Bien sí, protestas por lo de las Islas Malvinas, pero no me pidáis que os cuente que ha pasado porque aún no he podido aclararlo.
[ Frase: “me acabo la pinta y me largo al hotel” + Cambio de música a AC/DC = Tequila +Baile + Fiesta y risas ]
Eso sí, los alrededores son absolutamente preciosos. Perderse por la Tierra del Fuego encandila. Especialmente si llevas casi dos meses sin ver un solo árbol ^_^. Conducir por Argentina estresa, al menos por ciudad. ¡Ponen los semáforos al otro lado de la calle!
Como colofón final de viaje estoy en Buenos Aires. Es una ciudad que me ha enamorado en apenas dos días. Llena de contrastes, tremendamente cosmopolita, contradictoria (ojo, a primera vista que con dos días no vayamos a pensar que soy un experto)… tiene encanto. Mucho. Y me gusta. Por cierto, el Teatro Colón es de visita obligada. Y si podéis id a un concierto, que no son lo caros que me había esperado. Como decía Pavarotti: “El Tetatró Colón solo tiene un defecto, tiene una acústica perfecta”.
Viajar solo tiene sus inconvenientes. Es cierto. Pero también tiene sus ventajas, como ir a tu ritmo completamente, encontrarse casualmente con alguien (Nacho, que buena estaba la pizza en “Los Immortales”, eh?), estar receptivo a conocer gente… Y por esas tuve una gran noche ayer. El barrio de San Telmo es el barrio bohemio por excelencia de la ciudad. Repleto de escuelas de tango y de música, muchos jóvenes músicos o artistas se instalan en él (también porque es más barato y está menos cuidado que otros barrios, por no compararlo con el de La Recoleta donde tengo el hotel). Y los domingos hacen conciertos al aire libre, principalmente para recolectar fondos.
Y estaba en uno de esos conciertos sentado y me apeteció tomarme un mate, que no habrá mejor lugar que Argentina para probarlo por primera vez digo yo, y la vuelta la deposité en una urna que tenían para los fondos recolectados que estaba siendo completamente ignorada por la totalidad de los asistentes. Ello provocó que los músicos del grupo vinieran a sentarse a mi mesa (pidiendo educadamente) para ver al siguiente grupo y empezaron a hablar conmigo (que si una cosa saben hacer los argentinos, y lo saben hacer con letras mayúsculas, es HABLAR. Aún cuando no tengan nada que contar, que raro es el caso, no paran). Y poquito a poco se fue juntado una amalgama de músicos alrededor de la mesa. Y me contaron de sus costumbres y vidas (la mayoría eran de fuera de Buenos Aires y que habían acabo recalando en la ciudad para estudiar música y claro, viviendo en el barrio de San Telmo que es donde están las escuelas no oficiales y alguna oficial tanto de baile como de música e interpretación y mucho más asequible en alquileres que otros barrios).
También me interrogaron por las mías. Al saber que era catalán una chica se puso muy contenta pues estudia catalán en el Casal Català de Buenos Aires (visita casi obligada, es precioso y tiene muchísima vida) y así pudo practicar el hablarlo con un “nativo” (me hizo muchísima gracia que me llamara nativo, la verdad). Me preguntaron por las costumbres. El Toreo, verdad?... Y yo con un “pues verás… en Cataluña precisamente toreo poco, la verdad. No tiene muchos seguidores, o tienen más fuerza los no seguidores, y creo que no me equivoco si te digo que es la única zona en la que está incluso prohibido. A mucha gente les parece una salvajada y un maltrato animal.”
Ah! ¿Y que costumbres tenéis? Y le hablé de los batoners, o baile de bastones. Y me dijo, que brutos. Y le hablé de los castellers, o torres humanas. ¿Y eso no se cae? Sí, a veces sí. Ah, ya, que brutos. Y le hablé de los diables y correfocs, o fiestas de brujas en las que unos se disfrazan de demonios y persiguen a la gente con petardos que sueltan más chispas que explosión pero que también petan. Parece divertido, pero que brutos.
Entonces pronunció la frase del millón: “Che, pibe, a ver si lo entendí. Ustedes persiguen el toreo porque les parece bruto maltratar un animal y entonces se maltratan ustedes mismos o entre ustedes.” Y yo me quedé callado unos instantes, porque razón no le faltaba a su argumento. Me recordó a cuando un amigo de Euskadi me echó en cara, después de venir a unas fiestas mayores por Sant Cugat, que como teníamos el valor de llamarles brutos a ellos aunque fuera en los chistes. Igual sí somos un pelín brutos.
Me invitaron a una fiesta con baile y concierto en el barrio esa noche y, aunque me apetecía irme a ver un espectáculo de tangos esa noche, como no tenía los boletos me la jugué y me fui a la fiesta después de pasar a pegarme una ducha por el hotel (que a 34 grados y andando todo el día ciudad arriba, ciudad abajo, era lo único que deseaba). Y menos mal que fui porque en lugar de ver un espectáculo de danza de tango lo que tuve fue una masterclass de bailar tango. Como no, los bailarines eran bailarines de tango y la fiesta fue una fiesta de máscaras con baile y música en directo. Yo no tenía máscara, pero ellos me habían traído una preciosa hecha de cuero curtido y pintada de negro con cara de demonio (ahí descubrí que para presentarme me apodaban “el diablo” por lo de los diables) y que se empeñaron que me quedara al final de la noche como recuerdo de la misma y de ellos a condición que la usara en algún correfoc. Cosa que haré, evidentemente.
No tengo fotos de la noche porque no me llevé la cámara (quizá mejor así), pero os dejo una foto de Rita y Ricardo que fueron mis más pacientes profesores de tango. La foto está tomada en El Caminito, donde bailan parte del día en unos de los restaurantes para los turistas y a los que he ido a ver.
Ahora mismo estoy en el salón del hotel esperando que me pasen a recoger para ir al aeropuerto, así que si no hay novedades en unas 20 horas volveré a estar por ahí arriba. Una parte de mi lo está deseando, intrigado por las siguientes aventuras que me depare la vida… pero la otra me deja el corazón en un puño, triste por haber finalizado esta.
Uff Marc!! deu ni do!
ResponderEliminar=) Una passada pel que veig! impressionant!
Quan has dit los Inmortales he deixat de llegir....
ResponderEliminarPortam un tall!!!!!!!!! De la d'albaca... siusplau...:( i de postre un gelat de vainilla i chocolata de Fredo...
A, i un palo borracho (l'arbre) a veure si tu pots que jo no ho vaig aconseguir i en vull un... I saluda la meva iaia de part meva que aquest any no podre anar a visitar-la(Reconquista just davant del kilkeny al costat de la plaça Sant Martin)
Inés