Lo sé, soy un desastre. Me das unos meses de estrés laboral y de un par de semanas de vacaciones y me olvido por completo de la existencia de mi propio blog. En mi defensa alegaré que estuve de recuperaciones hasta mediados de julio (y ya avisé de lo que ocurría en período de exámenes con mi capacidad para encontrar tiempo para escribir en el post anterior).
Del trabajo mucho (que con la que cae tampoco será plan de quejarse) y sería muy aburrido para el personal, así que nos lo saltamos, vale? De las vacaciones… Estuve 15 días seguidos con Sandra y solo por eso ya fue suficiente. Como añadido diré que estuvimos unos días en Cerdeña con unos amigos (uno entiende porque Berlusconi se va de vacaciones allí una vez se va a sus playas) de la universidad. Gracias por unos días tan divertidos y relajantes, de verdad (aunque creo que creamos un monstruo adicto al juego de mesa Guillotine).
Gegants de la Colla Gegantera de Mollet |
Pero vamos al tema que nos ocupa hoy (vamos, el del título): mi noche con los Morats. Pongo en contexto. En Mollet del Vallès hay una tradición muy importante de “Colles” (como lo que podrían ser los Quintos pero sin restricciones de edad, uno entra en ellas y –con unos honorarios muy altos, vamos, la gente se paga chalets en la playa con lo que cobran de su dedicación a las collas-) que organizan actos para Fiesta Mayor y durante el año con mucho entusiasmos, mucho esfuerzo… y mucho cansancio.
Total, que unos amigos míos son de la colla de Morats (tienen dos de grandes collas que compiten en diferentes pruebas durante la Fiesta Mayor que son los Torrats –los que prefieren la bebida- y Morats –los que prefieren una buena mesa de comida-) (las acotaciones sobre las definiciones son lo que yo entendí y puede estar sujeto a error, aviso) y me invitaron a salir de fiesta con ellos. Se ve que salir de fiesta en la localidad de Mollet significa acompañarles en una salida de Geganters (que vaya paliza se dieron des de los que tocaban la gralla y el tabal hasta los que trasportaban a los gegants, que como no soy geganter desconozco si tienen un término propio para designarles), cenar con ellos (invitado, eso sí) y currar en la barra del bar y recoger y acabar la jornada a las 7 de la mañana. Actuaron con premeditación, nocturnidad y alevosía, pero no sin avisar, que conste en acta.
Y así acabé echando fotos de todo el “cercavila” y currando en la barra del bar. Y la fiesta? Pues eso, tras la barra del bar. Bailes, risas, bromas y juerga en general. Juerga con la “Presi” la Marta y la Rosa cuyos hábitos me preocupan porque no soltaron la botella en toda la noche… ellas dicen que para servir el alcohol para los cubatas, pero los hechos son los hechos. Con Jose, Marçal y Marc (alias “Mark”), los tiradores de la noche. Con Iris, Anna, Eli (alias “La Marta”), Carlos (alias el “Mogas”, creo que por su apellido), las Helenas (con o sin hache? Eso es algo que ayer entre cliente y cliente tampoco atiné a preguntarles que maldito el tiempo que teníamos ni lo poco que imaginaba que hoy necesitaría saber dicho detallito técnico)(una de las cuales parecía una zombie al acabar la noche de lo cansada que iba), Dani, Sergi (que tenía la negra eligiendo cada vez el tirador que iba a dejar de funcionar), Victor, Alex y Sílvia (alias “La Espavilada” o la que consigue ser la que sirve la última cerveza de cada barril). Si incluso conocí a Tom Cruise sirviendo copas como cuando hizo la película Cocktail, que cuando no estaba sirviendo copas no hacía más que pasar y pasar pidiendo cervezas al ritmo de “¡Para Mí!” (para los clientes, gente de mala fe. Que al final va a parecer Isidre de Alcoholicos Anónimos). A Juanca y Mireia o al personal de concina apenas los vi. Pero por la cara que llevaban a eso de las 6 de la mañana, mucho no descansaron tampoco.
De los conciertos poco puedo decir, apenas los escuché. Solo diré que BRAMS estuvo como siempre: muy entregados y muy atentos con la gente que los trajo para el concierto. Un detallazo cuando se pusieron todos la camiseta de los Morats para cantar las últimas canciones o sus múltiples referencias a los de la barra. Como son ellos, vamos.
Un detallito, no hay foto de Morats... porque al bar no iba a llevarme la cámara!!!!
Y ahora pienso en la noche vivida. Ellos me dicen que si quiero puedo volver (claro, quién le diría que no a un currante más), pero como con lo que me saqué ayer ya me da para la casita en la Sierra me lo estoy pensando. La pregunta es: aceptaran Morats honoríficos de fuera del pueblo?
Tanta coña con los honorarios, al final me voy a creer que si que cobran algo en vez de dejarse la piel, los dientes, horas de sueño, etc para que todo salga bien con poca o escasa ayuda del ayuntamiento. Se merecen un monumento!!
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