sábado, 27 de agosto de 2011

Guardiola:

Pues ale, para celebrar el nuevo título del FCB dejadme que haga un pequeño comentario. Muy breve. Guardiola.

Aquí el menda cuando Joan Laporta (una de las dos únicas cosas que hizo bien: coger a Guardiola -que creo que le salió bien de rebote- y echar a los Boixos Nois del club y el campo) decidió poner a este señor al frente del banquillo del Barcelona fue su mayor detractor. Que si esto le viene grande, que no tiene experiencia, que no sabrá manejar un vestuario con tantas estrellas, que está muy verde, que le faltan años, que no sabrá manejar la presión... (sobretodo tiene sorna esto último tal y como está el patio últimamente).

¿Y ahora? Mis amigos me lo han oído decir alguna vez. Ahora me dice que entra de titular el encargado del servicio de portería del museo del FCB en la final de la Champions y cuando se acabe el partido le pregunto porque o le digo que me parecía una tontería, pero de momento camiseta y al campo.

¿La ha cagado alguna vez? Pues claro, como todo el mundo. Pero los resultados saltan a la vista y el beneficio de la duda se lo ha ganado.

¿Aún así, para que este post? Pues porque ayer Guardiola tuvo un gesto que me gustó. Que me gustó mucho. En la vuelta de celebración del título por parte de los jugadores azulgranas, cuando la afición culé tuvo a bien de acordarse del Real Madrid con palabras que en cualquier periódico deportivo podréis hallar, Guardiola les hizo callar. Simplemente así, sin más. Y me gustó.

Me gustó porque todo equipo merece respeto, incluso el Madrid de Mou (Y hago énfasis en lo del Madrid de Mou en lugar de llamare Real Madrid porque soy simplemente incapaz de ver a la entidad blanca de 109 años de antigüedad y señorío en el club que lleva dirigiendo hace año y medio el portugués. Y no, tampoco me he equivocado ahora con la palabras elegidas.) que ha tomado como estrategia la provocación, el insulto e incluso la agresión.

Me gustó porque millones de niños miran y toman como ídolos a esos jugadores, a esos entrenadores. Me gustó porque millones de niños emulan a sus ídolos y adoptan en su personalidad matices según les ven actuar a ellos. Ayer, aquellos niños que adoran a Josep Guardiola vieron como su ídolo miraba a una grada con miles de aficionados culés y les regañaba como a un padre regaña a su hijo diciendo un: así no. Se compite con el rival, se intenta ganarle. Pero no a cualquier precio ni mediante el desprecio.

Me gustó porque ya era hora que se entrara en razón. Aunque sea para poner la primera piedra, que largo es el camino a recorrer todavía.

viernes, 26 de agosto de 2011

De mi noche con los Morats (y III):


Y después del dos viene el tres (ahí se notan mis años de estudio). Y como la Fiesta Mayor no había acabado ni tampoco mi estudio de campo, tuve que sumergirme una noche más entre la fauna autóctona de los Morats de Mollet para descubrir qué era para ellos una simple noche de salir de fiesta-fiesta (En su hábitat natural, pues unos recientes hallazgos en un muro de facebook parecen insinuar que no tienen el mismo comportamiento cuando se hallan fuera del territorio que consideran como su hogar).

Y para empezar… pues para empezar tenían de nuevo salida con los gegants. Por suerte esta vez había dejado la cámara en casa y me limité a disfrutar del espectáculo. Dos apuntes básicos ahora que hablo del tema:

1.- La gente que lleva a los “gegants” (lo siento, pero la expresión “los gigantes” me suena muy mal y me da como si hablara de seres de fantasía) se denomina “portants” (costaleros) compartiendo palabra con los que llevan pasos de las procesiones de Semana Santa. Detalle técnico que varios de ellos me comentaron a raíz de mi primer texto sobre los Morats.

2.- No es que los Morats en sí sean “geganters”. Se da la eventualidad que actualmente o todos o la mayoría de los mismos son Morats, pero no hay requisito de Colla ni tampoco son la misma entidad. Digamos que se autopluriemplean… y que negocian muy mal su sueldo porque eso de no cobrar para la cantidad de horas que le dedican es mal negocio. Dicho sea de paso como suele ser habitual en la gente que ama las tradiciones culturales de su tierra y se dedica a mantenerlas vivas, disfrutarlas, propagarlas.

Total que después de un paseo con los susodichos descubrí una bonita tradición que tienen en Mollet. A los gigantes les guardan un lugar preferente para ir a ver los fuegos artificiales. Lugar preferente se refiere a una primera fila (de dudosa distancia de seguridad, todo hay que decirlo) des de donde pude ver unos fuegos que, si bien algo cortos, incluyeron algunas pequeñas joyas de la pirotecnia que no había tenido el placer de ver con anterioridad. Aprovecho para agradecer que me dejaran pasar con ellos para poder disfrutar de los fuegos con comodidad, casi tumbado y sin apretujones… y que me dejaran compartir con ellos el atracón de pólvora que nos cayó encima. Que hasta para eso se ponen Moraos. Alguno hasta insinuó con sorna que el consistorio les quería más fritos que otra cosa. Aún así fue un mal menor, muy menor si mi modesta opinión en algo cuenta.

Y venga de nuevo, ducha rápida, a cambiarse de ropa y a bailar al “envelat” (entoldado es la traducción, pero no sé si se usa para definir bailes de plaza). Un baile más a la antigua usanza con orquestra y pista de baile en la que se celebra el tradicional “Ball del Fanalet” (Baile del Farolillo), última prueba puntuable para la competición de Fiesta Mayor.

¡Anda! Es verdad, no he hablado todavía de las pruebas. Bueno, no me las sé en su totalidad pero aparte de las ya mentadas está en mi conocimiento que hay una competición tirando de un camión (sí, sí, luego dirán de los vascos), una competición en la que unos participantes disfrazados de cerdos tienen que superar una pista americana, una batalla de paintball y como no podía ser de otra manera una prueba que rara vez pierden los Morats: l’afartada (sinónimo de comilona). La última seguro que os imagináis de qué va.

Pero no nos desviemos, volvamos al baile. Total que allí estábamos con el farolillo en la mano y esperando. Ante el hecho evidente de la imposibilidad de bailar sin pareja un servidor dijo inocentemente un “bueno, pues si no se puede, pues no se puede…” y tuve que dejar la frase ahí porque Marta y Mireia me miraron momentáneamente con una mirada que tenía una cierta retirada a la de la niña del exorcista una vez está poseída y me recordaron que cada farolillo contaba (En su defensa diré que según las cuentas del momento extraoficialmente, porque de algunas de las pruebas todavía no se había hecho público el resultado, parecía que todo se decidía precisamente en esa prueba. En concreto, en ese baile con farolillos.).

 Evidentemente a partir de ese momento me ofrecí voluntario para bailar. Sin peros ni condiciones. Aún así, no era el único varón con falta de pareja. Mi buen amigo Tom Cruise, que insiste en llamarse Isidre por aquello de mantener el anonimato cuando va por Mollet, tampoco tenía pareja (después de dejar esposa e hija en casa, lo que hay que ver). Pero como dos farolillos, son dos farolillos se volcaron en hallarnos alguna pareja que no estuviera comprometida. Y las encontraron. Dos buenas señoras con cierto grado de veteranía que resultaron ser unas hachas bailando pasodobles. Al final, lástima, nuestros farolillos no sirvieron de nada pues se quemaron. El mío apenas a ocho compases del final del baile.  Lo que comenté de Montserrat Tura fue que, como ella tampoco tenía pareja para bailar nos iban a emparejar pero servidor ya había dado su palabra y no era cuestión de desdecirse.

Y esa, en definitiva fue la historia de la fiesta. Por unos pocos farolillos. Por unos miserables 40 farolillos (fruto del azar y de la mayor afluencia Torrada de gente en el baile) fueron la diferencia entre la victoria y la derrota. Un año más la victoria fue para los Torrats por un ajustado resultado de 7 a 8, el más ajustado de hace años.

Debo decir que en la entrega de premios hubo dos hechos que me indignaron. En primer lugar la ausencia del alcalde, el señor Monràs. Él sabía que se le silbaría pero eso, como se suele decir, va con el oficio. No cargaré especiales tintas contra ello porque oí que había habido alguna urgencia familiar. En cualquier caso y por desagradable que sea, si uno debe ausentarse por cualquier motivo por legítimo que sea, es deber de alcalde dar las correspondientes explicaciones. Por otra parte entiendo y defiendo, que quede eso muy claro porque no me he equivocado con la palabra defender, que una Regidora de Cultura de un municipio pueda ser de una Colla. Es persona y como tal en su tiempo libre puede ser lo que le venga en gana, incluso puede en su tiempo libre ayudar a una colla o tomar parte como participante (siempre según mi opinión). Lo que no puede es, en un acto oficial como pueda ser la otorgación formal de los puntos y proclamación del vencedor, aparecer con el pañuelo de solo una de las Collas. O los dos, o ninguno. Que ahí no se es solamente la persona, sino también el cargo. Pero dejemos el tema, que me caliento hasta sin ser de Mollet.

Y de ahí al concierto de Hotel Cochambre (a los que por fin puede ver en directo). Bailes, risas, alguna caña y la alegría del fin de fiesta. Porque desde luego ni les falta buen perder ni su presi es como Mouriño (o bueno, espera puede que si se le parezca un poco…)(es broma, es broma, antes que nadie se lo tome como un comentario serio) como demuestra la foto cercana.

Estaban contentos, felices. Hacía años que no sacaban un resultado tan bueno y es que tiene mucho mérito. Sabed que la diferencia de socios entre una y otra colla se cuenta por un par de cientos de personas. Así que mirad si no tiene mérito el tema.

Una de las ventajas o desventajas de ser amigo de un miembro de la junta de una colla es que (como trabajan tan poco todos en la misma) cuando quedas para tomar un café, comer o cenar suele salir el tema. Así que uno, quieras que no, queda ligeramente al tanto del esfuerzo que ha requerido todo. Y es que hay que reconocerlo: han hecho un esfuerzo titánico. Aquí en Sant Cugat no quejamos de si el consistorio nos apoya o no en tal o cual evento, mientras que ellos/as luchan contra viento y marea y superan una traba tras otra. Buscar recursos económicos de donde no los hay, organizar conciertos, barras de bar (fijas y móviles), monólogos, escenarios y espectáculos, organizar y participar en las pruebas, carteles, periódicos satíricos… y a todo esto encuentran tiempo para participar en los actos culturales propios de la ciudad siendo de las distintas entidades y haciendo sus actuaciones, apoyar a otros eventos aunque sea solo siendo parte del público asistente. Por el amor de Dios, si hasta buscan tiempo para salir de fiesta (aunque uno entiende entonces porque en Mollet, como en cualquier municipio donde la gente se implique en la Fiesta Mayor, salir de fiesta equivale a currar). Lo de dormir no lo llevan tan bien. ¡Pero algo se les tenía que dar mal!

Por todo ello yo declaro de todo corazón que creo merecían esta Fiesta Mayor y que para mí es como si la hubieran ganado. Que les doy las gracias a todos y cada uno por su pequeña aportación porque sin ellos estas fiestas no habrían sido lo mismo, como también se las doy por cada pequeño momento de risas, bromas, complicidad y felicidad que me han regalado estas tres noches y por dejarme compartir con ellos el sentimiento Morat.

Y por último, pero no por ello menos importante, pido des de aquí a todos los Morats o a cualquiera que haya estado en las fiestas de Mollet un aplauso para cuatro personas: Anaïs, Juanca, Marta y Rosa. La junta de Morats. Porque su trabajo vale lo mismo que cualquiera, os defenderán, y es verdad. Sin el trabajo del resto de miembros de la Colla ellos no serían nada. Pero en toda empresa de tal envergadura sé por experiencia que quienes están delante son quienes peor lo pasan. Quienes menos duermen. Quienes más lloran por nervios acumulados en el momento que todo acaba. Quienes pasan las peores tensiones. Porque quieren, es cierto, nadie les obligó. Pero es de justicia que al menos nos acordemos y les demos las gracias.

Así que ahí van: gracias.

Morats, més que una Colla (Morats, más que una Colla)

De mi noche con los Morats (II):

Pues sí, hubo más Morats. Dos noches seguidas concretamente. Ayer debería haber hecho la entrada con la crónica de la primera noche… pero me dejaron demasiado reventado como para cumplir con mis obligaciones y encima tener tiempo para escribir aquí. Así que vamos a remediarlo.

Mi segunda noche con los Morats empezó viendo al “Primo de David Civera” (buscar en youtube para mayor información) cantar afinando mucho, pero que mucho, mucho… lo cual ya fue empezar a lo grande. También aproveche para conocer al premio de innovación que se llevaron los Morats por la construcción 
de Santa Teca, de la que adjunto foto.

Después de la actuación y de visitar el local de geganters para ir a recoger bebida, porque como ya dije ayer para los de Mollet salir de fiesta es como trabajar por lo que no quiero imaginarme como será cuando dicen que se van a trabajar de verdad, tuvimos un rato de descanso antes de empezar el servicio de bar en la Humer (con una sola M, ojo) sitio mismo en el que cenamos. Importante, no sabéis lo que es un bocadillo de verdad hasta que no hayáis cenado con esta gente. Si alguna vez os dejáis caer por Mollet preguntadles donde queda el Bar Europa y pedid un bocadillo y encontrad un sitio donde poneros cómodos, porque tenéis para rato.

Después de cenar empezamos el servicio de bar con el monólogo de Txabi Franquesa (Paramount Comedy) como espectáculo. ¿Os acordáis que hablé de los Torrats y los Morats y de las pruebas que hacían? Bien pues luego os hablaré de las pruebas, pero otra de las cosas que hacen es organizar conciertos, barras de bar, espectáculos de monólogos (vamos, lo normal que haces cuando sales de fiesta: pegarte un panzazo de currar desde meses antes de la fiesta). Pero a lo que iba, monólogo de Txabi Franquesa que fue tremendamente desternillante. A mí al menos se me saltaban las lágrimas y problemas tuve para ir sirviendo las copas mientras le escuchaba.

Un rato más tarde me escaqueé del servicio de bar unos minutos para echar un ojo a uno de los actos de quizá mayor fama: la carrera en ropa interior por categorías (infantil, femenina y masculina) a eso de las 12 de la noche. Popularidad de más si me permite la opinión puesto que es una simple carrera de recorrido no muy largo de la que apenas ver pasar los participantes. Otorga bastantes puntos para la competición, eso sí, y lamentablemente Morats solo pudo hacerse con uno de los tres puntos disputables. También diré que fue realmente divertido estar echando cuentas y apuestas con Montserrat Tura (nota para los de fuera de Catalunya: Montserrat Tura fue Consellera de Interior una legislatura y de Justicia otra en los últimos siete años... y alcaldesa de Mollet durante muchos años) con quién apuntito estuve de bailar el “Ball del Fanalet” la noche siguiente, pero eso sería adelantar acontecimientos.

Y a partir de ahí… Bien, a partir de ahí empezó la juerga padre. Al ladito del bar móvil teníamos un escenario en el que un grupo contratado por los Morats organizaba un baile de Grease. Sí, sí, de Grease. Para que hablar de la banda sonora, que seguro que ya os aparecerá en la cabeza, pero allí estábamos con la elección del rei y la reina del baile, con un concurso de baile, con bolas de espejos… incluso uno apareció con la chaqueta del Instituto Raider!! Lástima de no tener fotos, porque os juro que hubo momentos absolutamente increíbles (como la actuación estelar de nuestro querido Marçal, del que por cierto todavía no tengo el autógrafo que le pedí ;-P).

Ahí tenéis una vista del bar.
Y del baile a la fiesta de la espuma, de la que me libre tras algunos (tímidos, debo admitir) intentos de arrastrarme a ella. Y así, con la mitad de la gente con necesidad de entrar en calor comenzó, sin quererlo ni proponerlo, una pequeña competición acerca de la preparación del mejor chupito… Competición que me llevó a descubrir una bebida bastante famosa por allí denominada TombaTorrats (que yo no sé si tumba Torrats, tiene fama de conseguirlo, pero desde luego hace estragos entre los Morats) de la que me tomé unos cuantos, un par de ellos preparados por el artífice de la bebida (Mark, de uno de ellos creo que me acordaré toda la vida, suerte del pequeño consejo para digerirlo). Según ellos es una mezcla de un par de bebidas… Yo coincido con Isidre diciendo que aquello llevaba gasolina, y si le ficharon para hacer una película como Cocktail es que algo debe saber de preparar combinados ¿no?

En fin, que la noche terminó como solo pueden terminar estas noches. Todos sentados hablando, una guitarra que todavía no sé de donde apareció (sorprendentemente a un volumen de voz que poco podía molestar a los vecinos), algunos riendo más de la cuenta y con un buen señor dando vueltas al parque. 

Para que os hagáis una pequeña idea de la magnitud de la tragedia un servidor perdió el primer tren de vuelta a Sant Cugat porque todavía seguía la juerga y acompañaba a gente a casa. Pero tampoco acabé ahí la noche, de camino a la estación un agradable caballero tuvo la amabilidad de ofrecerse (con un argumento de peso, o más bien la amenaza de un argumento contundente por parte de su puño) para aligerarme del peso de mi cartera (podía apreciarse claramente el cansancio en mi rostro debo suponer, para tan gallardo ofrecimiento), un gesto que por generoso y por ahorrarle la molestia me limité a declinar. Uno podría decir que la cosa habría acabado con un conflicto de intereses (del que tampoco diré que tuviera certeza de salir airoso entre cargado y destrozado como iba) pero los hados y la fortuna tuvieron a bien de apiadarse de mí, o quizá como decía Sabina  “solo sé que algunas veces, cuando menos te lo esperas, el diablo va y se pone de tu parte”, y un par de Mossos (Policia autonómica de Catalunya) hicieron su aparición estelar en la esquina apenas a 4 metros. Mossos a los que interpelé preguntando con un grito por si sabían donde quedaba la estación de Renfe (de la que dicho sea de paso me hallaba solo a un centenar de metros si cab) y que sorprendentemente no parecieron gustar a mi augusto salvador quién puso pies en polvorosa más rápido que un rayo. Pero lo peor no fue eso, supongo que estaba demasiado cansado incluso para asustarme en esos momentos, lo peor fueron los 40 minutos en la estación de Sant Fost pensando: “No te duermas, no te duermas, no te duermas, no te duermas…”

Y con esto, y a eso de las 8:20 de la mañana llegando a casa, acabé mi segunda noche con los Morats. Puede que parezca accidentada o desagradable con este par de anécdotas finales. Nada más lejos de la realidad (¿Para que habría vuelto una tercera noche de ser así?), si soy sincero creo que fue una de las noches más divertidas de los últimos meses. Y además descubrí que mi tía (que es monja de la Compañía de María y que estuvo en Mollet durante muchos años haciendo labores sociales en los barrios) dejó un recuerdo entrañable en mucha gente y estoy deseando que vuelva del Líbano la semana que viene para contárselo en persona y ver como se emociona al saberlo.

Pero en fin, es tarde y tengo que descansar. Así que mañana haremos la última entrada con la última noche de Fiesta Mayor con los Morats de Mollet. Ya sé que no tiene la misma calidad literaria que el "El Be Violat" (Un periódico cuartilla tamaño A5 que se edita cada día de Fiesta Mayor con una satírica crónica de lo acontecido la víspera, filtra noticias y comidillas acerca del Ayuntamiento y las Collas o críticas a la situación política del municipio. Lo cual considero tiene mérito con lo mucho que "Salen de Fiesta" esta gente -entre comillas porque ya sabéis que la expresión salir de fiesta equivale a trabajar en Mollet-.) puesto que yo no tengo a la Regidora de Cultura como ferviente lectora pero se hace lo que se puede.

Ale, hasta la próxima entrada.

lunes, 22 de agosto de 2011

De mi noche con los Morats:


Lo sé, soy un desastre. Me das unos meses de estrés laboral y de un par de semanas de vacaciones y me olvido por completo de la existencia de mi propio blog. En mi defensa alegaré que estuve de recuperaciones hasta mediados de julio (y ya avisé de lo que ocurría en período de exámenes con mi capacidad para encontrar tiempo para escribir en el post anterior).

Del trabajo mucho (que con la que cae tampoco será plan de quejarse) y sería muy aburrido para el personal, así que nos lo saltamos, vale? De las vacaciones… Estuve 15 días seguidos con Sandra y solo por eso ya fue suficiente. Como añadido diré que estuvimos unos días en Cerdeña con unos amigos (uno entiende porque Berlusconi se va de vacaciones allí una vez se va a sus playas) de la universidad. Gracias por unos días tan divertidos y relajantes, de verdad (aunque creo que creamos un monstruo adicto al juego de mesa Guillotine).

Gegants de la Colla Gegantera de Mollet
Pero vamos al tema que nos ocupa hoy (vamos, el del título): mi noche con los Morats. Pongo en contexto. En Mollet del Vallès hay una tradición muy importante de “Colles” (como lo que podrían ser los Quintos pero sin restricciones de edad, uno entra en ellas y –con unos honorarios muy altos, vamos, la gente se paga chalets en la playa con lo que cobran de su dedicación a las collas-) que organizan actos para Fiesta Mayor y durante el año con mucho entusiasmos, mucho esfuerzo… y mucho cansancio.

Total, que unos amigos míos son de la colla de Morats (tienen dos de grandes collas que compiten en diferentes pruebas durante la Fiesta Mayor que son los Torrats –los que prefieren la bebida- y Morats –los que prefieren una buena mesa de comida-) (las acotaciones sobre las definiciones son lo que yo entendí y puede estar sujeto a error, aviso) y me invitaron a salir de fiesta con ellos. Se ve que salir de fiesta en la localidad de Mollet significa acompañarles en una salida de Geganters (que vaya paliza se dieron des de los que tocaban la gralla y el tabal hasta los que trasportaban a los gegants, que como no soy geganter desconozco si tienen un término propio para designarles), cenar con ellos (invitado, eso sí) y currar en la barra del bar y recoger y acabar la jornada a las 7 de la mañana. Actuaron con premeditación, nocturnidad y alevosía, pero no sin avisar, que conste en acta.

Y así acabé echando fotos de todo el “cercavila” y currando en la barra del bar. Y la fiesta? Pues eso, tras la barra del bar. Bailes, risas, bromas y juerga en general. Juerga con la “Presi” la Marta y la Rosa cuyos hábitos me preocupan porque no soltaron la botella en toda la noche… ellas dicen que para servir el alcohol para los cubatas, pero los hechos son los hechos. Con Jose, Marçal y Marc (alias “Mark”), los tiradores de la noche. Con Iris, Anna, Eli (alias “La Marta”), Carlos (alias el “Mogas”, creo que por su apellido), las Helenas (con o sin hache? Eso es algo que ayer entre cliente y cliente tampoco atiné a preguntarles que maldito el tiempo que teníamos ni lo poco que imaginaba que hoy necesitaría saber dicho detallito técnico)(una de las cuales parecía una zombie al acabar la noche de lo cansada que iba), Dani, Sergi (que tenía la negra eligiendo cada vez el tirador que iba a dejar de funcionar), Victor, Alex y Sílvia (alias “La Espavilada” o la que consigue ser la que sirve la última cerveza de cada barril). Si incluso conocí a Tom Cruise sirviendo copas como cuando hizo la película Cocktail, que cuando no estaba sirviendo copas no hacía más que pasar y pasar pidiendo cervezas al ritmo de “¡Para Mí!” (para los clientes, gente de mala fe. Que al final va a parecer Isidre de Alcoholicos Anónimos). A Juanca y Mireia o al personal de concina apenas los vi. Pero por la cara que llevaban a eso de las 6 de la mañana, mucho no descansaron tampoco.

De los conciertos poco puedo decir, apenas los escuché. Solo diré que BRAMS estuvo como siempre: muy entregados y muy atentos con la gente que los trajo para el concierto. Un detallazo cuando se pusieron todos la camiseta de los Morats para cantar las últimas canciones o sus múltiples referencias a los de la barra. Como son ellos, vamos.

Un detallito, no hay foto de Morats... porque al bar no iba a llevarme la cámara!!!!

Y ahora pienso en la noche vivida. Ellos me dicen que si quiero puedo volver (claro, quién le diría que no a un currante más), pero como con lo que me saqué ayer ya me da para la casita en la Sierra me lo estoy pensando. La pregunta es: aceptaran Morats honoríficos de fuera del pueblo?