lunes, 26 de septiembre de 2011

Y Caronte se queda sin propina

Hay veces que la vida tiene haber a golpearnos y recordarnos que todo, especialmente la vida, se acaba y uno se muere. Y jode. Hombre, claro, jode. Como que alguien querido se te acaba de ir al otro barrio y te queda lejos y te da palo ir hasta allí.  Pasamos a echarlo mucho de menos. Pero la verdad es que lo que más nos duele no deja de ser el egoísmo puro y duro de saber que no volveremos a verle. Y que encima nadie nos pedido la opinión acerca del asunto o si nos venía bien, ni nos tiempo para prepararnos. Y jode. Pero lo que nos jode es que no tenemos control ni capacidad de decidir sobre ello.

Pero hasta donde llega nuestro egoísmo. ¿Puede alguien explicármelo? Porque me quedé realmente sorprendido hace poco en un funeral. La gente hablando acerca del difunto (Un héroe. Como suele ser habitual parece que el fallecido era un santo, al que estoy seguro nadie le cantó sus virtudes con la vehemencia con la que se le alababa el día de su sepelio en la vida. Tendrá bemoles la cosa. Pero no me tiréis de la lengua que me calienta mucho el tema, así que aplicaos el cuento y si alguien os importa se lo decís ahora para que pueda disfrutarlo, vale?).

Un par de personas hablaban, con la debida y sentida emoción, de lo intensa que había sido la vida y acerca de su abrupto final. Que hay que reconocer que mala leche tiene la Señorita Muerte con aquello de presentarse cuando menos se le espera, pero como seguro que debe tener otras virtudes que no le conocemos tampoco será cosa de cargar tintas contra ella. Quién sabe, a lo mejor es una triste becaria mal pagada y explotada que se come el marrón de dar la cara.

Y en esas escuché la gran frase:

-          ¿Y qué edad tenía?
-          77
-          Ah! Pues tampoco era tan mayor. Lástima, le quedaba tanta vida…

¿Qué no era mayor? Carai, a mi me da que con 77 ya era todo un señorito. Hasta en los sitios restringidos para adultos creo que le dejarían pasar sin enseñar el DNI… Que me lo apreciaba mucho (al difunto, se entiende), pero muy mal no me supo que ya a los 77 se mudara para otros lares. Vamos, que creo que ya hizo su camino.

En fin, puede que sea cosa de la crisis, pero yo de ser la Muerta empezaría a revisar mi CV y trataría de reorientar mi futuro laboral. Porque si de la voluntad depende, la cosa está muy jodida... Y Caronte tendrá churumbeles a los que alimentar, digo yo.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Madrid II

Pues recién acabo el curso me pasé por el hotel… Anda, claro, que no había dicho nada del hotel. Acostumbrado a pocos regalos de este tipo imaginaos el estado de shock en  que quedé sumido al ver que mi habitación disponía de una salita de entrada, armario en el pasillo, habitación con cama de matrimonio y televisor enorme en la pared, minibar (que por si acaso dejé intacto, que a lo mejor la universidad ahí ya no tragaba…), salita con sofà + mesa de trabajo + televisor idéntico al de la habitación, balcón con mueblería y un cuarto de baño que rivalizaba en tamaño con la habitación de la cama. Impresionante. Tengo que agradecer tamaña comodidades el lunes cuando llegue al trabajo.

Lo dicho, que un servidor se fue al hotel a relajarse un ratito esperando que Nacho (porque Pelayo básicamente nos dejó tirados… ;-P) saliera de trabajar. Tras sufrir uno de esos míticos atascos madrileños me presente en Manuel Becerra para que me llevara a una cervecería que recomendaré toda la vida. No solo tienen una variedad altamente interesante de cervezas, sino que además te la sirven en la copa que toca. Cervecería Thomas, calle Rufino Blanco número 8.

A partir de ahí empezó la operación “emboscada de Nacho” que consistió en presentarme a Victor, Jorge y a Jorge alias “Fernando” (no tengo ni la más remota idea del motivo, pero le llaman así cuando coinciden los dos Jorges) y soltar que era catalán, culé y abandonarme en la mesa. Según él, porque así ya se pasa todo de golpe. La segunda fase del plan fue pasarse toda la noche pidiéndome otra cerveza cada vez que veía que la mía se había vaciado (El problema es que las copas del tipo de cerveza que yo pedía vienen todas con un agujero de serie en la base de la misma. Yo no tuve nada que ver, lo prometo.). Pero claro, el muy malnacido se pedía una cervecita belga de baja graduación mientras que un servidor, por aquello de no mezclar y seguir con lo de la primera copa, iba a base de cerveza Judas.

Iniciadas las dos fases del plan empezó el baile de caras y nombres. De todos es conocida mi incapacidad para memorizar nombres, pero yo no sé si fue lo que le echaron al codillo que nos dieron de tapa (porque sí, lo de la foto es la tapa que acompañaba a una de las rondas de cerveza. Que mucho nos queda que aprender de vascos y madrileños en el tema regalar tapas. Aquí da gracias si te dan unos quicos con pipas.) que conseguí memorizar los nombres de casi todo el mundo. Incluidos los dos nombres del Jorge al que no sé el motivo le llaman Fernando. Creo que me lo explicaron, pero eso sí que no lo recuerdo.

Lo mejor fue la llegada de Ángel, al que Nacho no había avisado y que al verme le dijo un “mira quién está aquí” y Ángel me dijo un lacónico: “hola”. Para volver a los dos minutos con un “¡joder tío, que no te había reconocido en por desubicarte y por no verte en camiseta naranja!!!”. Cosas de las AJ, que te encasillan.

Noche de risas, cervezas, tapas increíblemente buenas y grandes, inevitables discusiones sobre modelos lingüísticos y de fútbol (todo tremendamente educado y desde el respeto, el que diga que en Madrid solo se sabe insultar o discrepar por sistema con todo lo referente a Cataluña o bien no ha estado en Madrid o miente como un bellaco), más risas, anécdotas y básicamente una buena velada en una magnífica cervecería. (Para demostrar lo de los nombres diré que recuerdo a Rafael, a Paolo, a la dos Olivias y a Marta)

Magnífica velada que como suele decirse, y para joder, intentaron acabar el en peor momento: a la 1:34 de la madrugada. ¿Porqué recuerdo exactamente la hora? Pues porque el metro cierra sus puertas en Madrid a la 1:30, así que dije que si me tenía que pillar un taxi que de allí no se movía nadie. Y hay que ver que duro fue convencerles… Más risas, más anécdotas, se acabó la Judas de la cervecería y tuve que pasarme a la Satán, sesión de masaje improvisada (que poco cuesta ofrecerse voluntario para según qué… ;-P), chupitos de un licor muy dulce y fresco que entraba muy fino, muy fino, muy fino… y que hubiera causado muchos estragos si no me hubiera armado de fuerza de voluntad y hubiera mandado la botella a la otra punta de la mesa. Por Dios, si nunca os dejáis caer por Madrid: de verdad, visitad esa cervecería. (pero no os acerquéis a la gente de las mesas del fondo… muy mala gente).

Y de esas ya dejamos que cerraran el bar. Los últimos supervivientes estaban en la plaza decidiendo que hacer y pareció que aquello se iba a acabar allí cuando la Olivia superviviente desapareció. Un segundo estaba allí… y al siguiente ya estaba montada en un taxi camino de su casa. No recuerdo ni si llegué a despedirme de lo rápido que fue todo. Un servidor tomo entonces el grito de guerra de: “Bueno, pero vamos a alguna parte para la última.” Con efectos dispares. Marta jugueteó con la idea de acompañarnos una rato para terminar declinando la oferta, momento en el que como buenos caballeros (cada cual habla por sí, lo digo porque no sé si lo de caballeros ofenderá a Nacho o a Jorge ;-P) la dejamos en el portal de su casa. Cosa que sus padres y vecinos no debieron agradecer mucho, porque ahí me sumo al comentario de Marta: vocingleros que sois los dos, carajo.

Y de allí al bar de la última. Tarde. Cómo la décima, que no llega nunca. El bar, llamado algo así como “No se lo digas a Mamá” resultó estar prácticamente vacío, con deciros que nos quedamos solos Jorge, Nacho, el DJ, las dos camareras y un servidor… Triste final para una noche divertida. Desde aquí agradezco a todos por tratarme como me trataron (Nacho, lo de no dejarme pagar la cuenta de las cervezas queda apuntado… te vas a enterar cuando vengas para las AJ que ese fin de semana te saco yo de cañas…), por cómo me acogieron y por encima de todo por lo mucho que me divertí, que buena falta me hacía.

Un abrazo. Y sinceramente: hasta la próxima.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Madrid I

Pues bien, los planes de futuro prosperan. Si me preguntáis tampoco sé ahora donde carajo voy a estar en unos meses, pero vamos adelantando pasos en cada una de mis opciones.

De momento acabo de volver de dos días en Madrid de un curso de formación para irme al Antártida. ¿Es seguro que me vaya? Pues no, depende de otras opciones laborales. ¿Es plausible e incluso probable? Pues sí. Además… me hace una ilusión tremenda. Quizá hay que estar un poco pirado (vale, “poco” no sería la palabra que mejor lo define), pero es una aventura genial que pocas otras veces podré realizar. Deberíais ver la pasión con la que hablan los que han estado allí alguna vez. Así que cruzad los dedos por mí para que pueda ir.

El viaje empezó con el AVE de las 6:40 de Barcelona a Madrid. Menuda gozada. Cómodo, rápido, de centro a centro,  atenciones en castellano, catalán e inglés… y amables caballeros que se enfadan enormemente soltando improperios e insultos a placer con los catalanes con frases como “¡Tener que aguantar oír el catalán! ¡Pero si no les queremos, coño!”. Como decía Maruja Torres, me voy a Madrid a cargarme de mala leche. Y es una lástima, porque como se aprecia en este blog: todos los catalanes sentimos un odio profundo y un desprecio increíble hacia todo lo español. Una lástima, vamos.

Olvidemos el tema, hablemos del curso en sí mismo. Ha consistido en una sesión de presentación de los diferentes equipos que en principio nos desplazaremos al continente de la Atlántida, digo Antártico (broma habitual entre la gente que ha ido). Nos hemos presentado por destinos y proyectos desde el personal médico, el logístico (civil y militar), el militar (Armada y Ejército de Tierra) y el científico. Porque sí, allí resulta que soy un científico.

A continuación empezaron los representantes del Comité Polar Español y similares… que tienen la manía de hacer presentaciones largas, repletas de diapositivas llenas de letras a reventar, con datos, datos, datos, sin nada impreso para poder seguirles. Con lo que a los 10 minutos casi todo el mundo ya tenía el cerebro desconectado. Eso cambió un poco cuando se habló del tema revisión médica y especialmente cuando los militares tomaron la palabra. Joder que cambio: claro, conciso, preparado y al grano. Especialmente el Capitán de Fragata Juan Antonio Aguilar del Estado Mayor de la Armada, que habló de la logística de los desembarcos y funcionamiento de los buques BIO Las Palmas y BIO Hespérides, que son los que realizarán las misiones en la campaña de este año (como en campañas anteriores). Ya sé que la terminología es muy militar… pero es que el tema está bastante militarizado. Cosas de tratar con la Armada.

Después de una mañana de logística nos hicieron un intenso curso de formación de Soporte Vital Básico (normas de higiene, patologías habituales, tomar conciencia de cómo actuar ante situaciones específicas, uso de cierto equipo médico, cursillos que nos van a dar, prevenciones, anécdotas, etc…). Una de las cosas más importantes, aparte de la precaución y la revisión médica y odontológica, es saber que debemos hablar con la familia, amigos y parejas para concienciar de los riesgos que ello implica. El hospital más cercano está a 1000 Km y los planes de evacuación factibles puede que lleve días trasladar a un herido, con las consecuencias que todos sabemos que eso puede tener en un caso de gravedad. Así que si alguien necesita que le explique los planes de contingencia para estar más tranquilos que lo diga y lo haré encantado. Yo estoy muy tranquilo, aviso, pero el Comandante Médico al cargo del tema avisó que suele ser muy habitual que quienes peor lo llevan son los que se quedan y que a menudo no se atreven a plantear sus miedos.

Y con eso acabamos el día laboral. En el siguiente post os pongo la “cena” de la noche que me organizó Nacho..

domingo, 18 de septiembre de 2011

Cuando me muera.

¿Cómo hablar de un funeral? Un funeral es una cosa triste, casi por definición. Triste y emotiva. Y el de Carles no fue ninguna excepción.

Los primeros encuentros fueron tranquilos, pausados, con cierto ambiente de paz. Pero a medida que pasan las horas en un tanatorio la cosa se pone triste y tensa. Sobretodo tensa. Nadie quiere estar allí, pero todos sienten que deben estarlo. Nadie quiere hablar del tema, pero todos sienten que deben hablar de ello, que está fuera de lugar hablar de otra cosa. Todos quieren confortar a los que solo el difunto podría consolar, y no saben ni cómo hacerlo: porque en realidad no hay manera y cualquier cosa que digas no servirá absolutamente de nada.

Y la celebración, sea civil o sea religiosa, siempre contiene elementos de palabras emotivas y elogiosas, evocaciones a momentos fantásticos y lejanos que vivimos. Expresamos el dolor con palabras que aunque fueran dignas de un Nobel de Literatura o un Premio Pulitzer se nos antojan huecas e incapaces de llenar nuestro vacío ni de expresar las intensas emociones que vivimos. Y saltan las lágrimas. Y se suceden los parlamentos que sin decir nada parecido no dejan de decir lo mismo una y otra vez. Y nos hace daño, porque en el fondo solo nos duele que él o ella se han ido y solamente eso importa.

Y si es, como en este caso, que se te lo han llevado es peor. Que te lo han matado (Os haría un resumen rápido de cómo fue, pero todo lo relativo al accidente sigue bajo secreto de sumario). Sientes dolor, tristeza, pero sobretodo una rabia infinita porque sientes que es injusto, que no le tocaba, que no era su hora. Que no es natural.

Pero a la Dama de la Parca poco le importa lo que pensemos o deseemos o creamos. O quizá sí, le importa y le importa mucho, pero cumple con su deber con metódica precisión. Quién sabe, quizá cuando me muera se lo pueda preguntar mientras echamos una partida de mus con Caronte y Cerbero.

Luego viene la parte más dolorosa. Dejarle en el cementerio. En nuestro caso acompañados de un chelo y una flauta interpretando “El Cant dels Ocells”. Mientras caía una fina lluvia y un pobre enterrador cumplía rápida y profesionalmente, con eficacia y con lo que me pareció la incomodidad de quién no comparte el dolor ni el sufrimiento y bendito lo que le importa lo que sientan los afectados y que solo cumple con su deber esperando el momento de poder largarse. Mientras, el resto llorábamos contenidamente. Los que podíamos.

Así ha sido el funeral. Así ha sido todo. Y en ello meditaba mientras volvíamos en el coche. Callados. Con música de piano de fondo de un CD que era de todo menos alegre. Y pensaba que esto no es lo que quiero. El día que la Dama tenga a bien de venir a buscarme, y por mí como si se pierde y llega bastante más tarde de lo esperado, no es así como quiero largarme. No es así como quiero que me despidan. Y así he empezado una carta que quiero compartir con vosotros, por si cuando me llegue el momento a alguno hasta le sabe mal que me haya ido.


Queridos amigos.

Si me muero, cuando me muera, no lloréis. Y si lloráis, no derraméis más que las lágrimas imprescindibles. Y hacedlo con una sonrisa en los labios mientras recordáis alguna tontería que dije o hice. Y sobretodo hacedlo por vosotros, no por mí. Si me muero, cuando me muera, poco me importará ya que alguien llore por mí. Así que hacedlo si ello os hace sentir bien, pero no os molestéis en cumplir.

Si  me muero, cuando me muera, no me llevéis al tanatorio. Donad lo que pueda aprovecharse de segunda mano a quién lo necesite y el resto del cuerpo donadlo a la ciencia; aunque sea para que unos estudiantes de medicina puedan jugar con mi brazo a fingir que hay un muerto viviente. Por bonitos que puedan ser los mausoleos o estatuas mortuorias, nos os dejéis el dinero en ello: usadlo para ayudar a alguien que lo necesite de verdad. Y si necesitáis un rinconcito en el que recordarme tomad una foto mía o una harmónica e idos a una playa al atardecer, como hago cuando quiero estar solo y pensar.

Si me muero, cuando me muera, no compréis ataúd, flores, tarjetas ni detalles. Una simple rosa hará las veces de toda parafernalia. Y no hagáis una gran ceremonia. Juntaos un día si os apetece pero no os hagáis daño innecesario repitiendo una y otra vez cosas tristes. El único epitafio que me haría feliz ese día, y se lo robo como lema a un gran amigo, es que se pueda decir: aquí queda uno que paso por la vida intentado hacer el bien (y ni tan siquiera eso estoy seguro de poder cumplir). Para aquellos creyentes como yo: un simple Padrenuestro contiene todo lo que hay que decir, el resto de la palabrería eclesiástica lo siento pero me molesta. Especialmente en esos momentos.

Solamente os pido una cosa, si llegado el día en alguna medida os importo.

Cuando me muera, si es que me muero, id a un pub. Pedid una cerveza (o lo que os apetezca) y pedid que os pongan la canción “Land of Hope and Dreams” de mi querido Springsteen. Y con una sonrisa brindad conmigo y despedíos y seguid adelante con vuestra vida, porque que seáis felices es lo único que contará y me hará feliz.

Un abrazo, Marc.

Fin de semana.

Fin de semana movidito, eso seguro. No como esperaba, pero movidito.

Después de la cena y partida habitual de lo viernes con unos amigos y de vuelta a casa me encontré con un par de amigos que se iban para el Akelarre (un bar con cierta solera de Sant Cugat del Vallès) y me sumé a ellos para unas Voll-Damm. Sábado por la mañana al gimnasio, que hay que cuidar un poco el cuerpo y ordenar cositas por casa.

Sábado tarde ya empezó algo mejor. Me invitaron al Camp Nou, zona VIP, donde esperaba pasar una gran velada… lo que no me esperaba era un magnífico 8-0 como el que vi y disfruté. Parto una lanza a favor del Osasuna que lo intentó todo hasta que se acabó el partido. Luego cena de cumpleaños en Mollet y concierto de Hotel Cochambre en Montornés. Por cierto, una vez visto el concierto de Hotel Cochambre no hace falta volver a verlos. Hacen exactamente lo mismo. Hasta la bromas y cuñas para canciones son las mismas. Y como no había mucho que hacer y hoy me esperaba el día que me esperaba para la cama que me fui. Aún así, gracias a los de la cena porque siempre es un placer verles, porque siempre se divierte uno con ellos… y porque necesitaba ventilarme.

De hecho este post es básicamente para agradecerles a ellos, a Pablo y Litus y a la pandilla de los viernes por la compañía y la diversión. Que falta me hacía.

¿Y hoy? Pues hoy algo así como 450 Km ida y vuelta de Vinarós para unas horas de tanatorio y un triste despido de un gran amigo. Pero de eso ya hablaré en el siguiente post, puesto que hay algo que he estoy escribiendo fruto de una reflexión que me ha surgido a lo largo del día de hoy.

Por el momento me voy a ver lo que queda de la final del Eurobasquet, ya que no he podido ir a verla al bar como era el plan inicial.

PD: se añadirán fotos del Camp Nou... en cuanto Pablo tenga conexión en casa y me pueda mandar las fotos.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Adiós amigo.

La vida es eso que pasa mientras haces planes. Es una putada pero es cierto. Tenemos la certeza que podemos controlar nuestro entorno, pero eso no es así. El mundo se mueve a nuestro alrededor y pasan cosas. Y poco les importa si pisan nuestros planes, nuestras esperanzas o nuestros sueños. Simplemente pasan. Sin remordimientos, sin inquietud, sin prisas. A su ritmo, suaves o fuertes, tristes o alegres.

Carles, es una lástima que tenga que escribir estas líneas un día como hoy. Soleado y precioso, como los que te gustaban. Te echaré de menos. Tus risas, tus bromas, tus chistes. Tu incansable afán por aprender, por formarte, por ser mejor docente. Por tu profesionalidad. También por tu mal genio de vez en cuando, aunque raras veces fui víctima o testigo de ello las referencias eran famosas. Otros te echarán de menos en mayor o menor grado, cada cual con la profundidad de su relación contigo, pero todos lo haremos. Nadie de los que te conoció pudo quedarse indiferente.

Lo siento por San Pedro, que las va a pasar canutas ahora que te tendrá por allí para organizarle las cosas. Porque eso seguro, ni muerto te quedarás quieto y tranquilo y sin trabajar.

Trabaja, un abrazo y nos vemos. Como siempre me decías.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cena de despedida.

La crisis afecta a todos lados por igual y en la universidad no hemos sido una excepción, cosa que provocó ciertos recortes de personal y una re-estructuración de los departamentos. En nuestro caso ha supuesto que gente del departamento al que pertenecía tuviera que despedir gente. Pero este no es el motivo del post, si bien es causa indirecta.

Ayer tuvimos una cena de despedida de un par de estas personas. Cenamos en el restaurante “Cent Focs” (calle Balmes, 16), muy bueno y con un precio interesante (gracias a la gran gestión de Toni, la carta desconozco si sube demasiado). Mi elección fueron unos espaghetis raghôule de ternera, hamburgesa “Cent Focs” con queso holandés y cebolletas y de postres profiteroles con chocolate caliente. El vino negro de los duros, el blanco abominable y el rosado… ya ni lo probé.

Pero lo divertido no fue el menú. Pau (o Paüt, como se le conoce) es una persona increíblemente cándida, inocente y buena persona donde las haya. El caso, como suele pasar, es que le tomamos el pelo con ello y ayer hicimos remember de algo que ya se le hizo con resultados mucho peores que los de anoche. El caso es que un grupo (al que bauticé citando a un clásico del cine como “Seis hombres sin piedad”) escribimos una notita (Usando terminología de libro de rol: cuyo contenido puede verse en el recuadro de las proximidades) que le dimos a un camarero para que se la diera a una mesa con cuatro señoritas de buen ver.
 
Nota: nuestra mesa estaba formada por 20 hombres.

La primera reacción fue la de Albert, que se apartó la lámpara que tenía al lado con un gesto que resultó tremendamente cómico. La segunda, evidentemente, después de ver que disimuladamente las señoritas iban mirando de reojo, fue pedirle a Paüt (quien ajeno a todo ello nos seguía cándidamente las instrucciones) que nos diera un discurso poniéndose en pie.

Las lágrimas se nos saltaban mientras le hacíamos un test a cada uno de los homenajeados y mirábamos como las chicas le iban mirando… Y fue entonces cuando decidimos que había que dar un nuevo paso adelante. Así que le pedimos al camarero que cuando nos trajera el cava para los regalos tuviera la bondad de llevarles unas copas a las mozas como gentileza del anfitrión de la mesa.

Total, que acabamos brindando y hasta se vinieron a la mesa para brindar con nosotros. No hubo suerte con lo de conseguir que se vinieran a tomar unas copas, pero supongo que lo de 4 a 20 tuvo algo que ver con el tema.

Y con esto y un bizcocho acaba la crónica de la noche porque no habiendo nadie que garantizara quedarse hasta las 6 de la madrugada, me acogí a Sagrario en el coche de un compañero de vuelta a casa. En defensa del personal diré que hoy están todos aquí trabajando, incluso los que salieron a tomar la copa después de la cena.

Pau y Javi: un placer y un honor haber trabajado, reído, disfrutado y afrontado peripecias varias junto a vosotros. Gracias por todo lo que de vosotros he aprendido y todo lo que me habéis enseñado. Os deseo lo mejor y mucha suerte con todo lo que esté por venir. Un abrazo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Hoy conduciendo...

Pues como aventuraba parece que cada día tendré alguna anécdota que contar del buen hombre que me enseña a conducir…

La de hoy, aparte de haber calado el coche (normal cuando intentas arrancar en 2ª) o de pasar de 2ª a 5ª por no tener pillado el tacto del cambio de marcha, ha sido que he recibido mi primer improperio.

En uno de los múltiples cambios de marcha que he tenido que hacer se me ha ido un poco el coche hacia la izquierda (una miseria de nada) (es que el tamaño del coche también se me escapa un poco todavía, pero si tenemos en cuenta que era mi tercera lección creo que puede considerarse circunstancias atenuantes) y una mujer ha pasado por mi izquierda y me ha soltado: “¡¡Pero tú para dónde vas, chaval!!”.

Y tras semejante honor y orgullo con el tema de recibir mi primer improperio, he aminorado la velocidad y he pensado: “Así se te cale coche, bruja.” De tal pensamiento he sacado dos cosas. La primera que no tengo poderes mentales ni capacidad de afectar mentalmente sobre el mundo, porque no se le ha calado. Y la segunda, que la vida no carece de cierta ironía. ¿Por qué? Pues porque la buena señora, dos bocacalles más adelante, se ha saltado un magnífico STOP y se ha llevado por delante la parte trasera de una furgoneta blanca que tenía preferencia. Sin daños humanos para ninguna parte.

La resta de la clase ha sido tranquila. Todavía me lío un poco con los pedales y habría suspendido por no haberme parado (después de la primera detención) en un STOP. Me he parado, no tenía visibilidad, y al avanzar he visto que no venía nadie y no he hecho la segunda parada obligatoria. Digamos que todavía estoy aprendiendo a usar la máquina y lógicamente llevo peor la circulación (lo cual no frena a mi “maestro” para meterme por Muntaner, Mitre y amenazarme con llevarme a Plaza España).

Ale, tranquilidad todos aquellos que queráis circular por Barcelona, que hasta el lunes no vuelvo a tener clase.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Conducir...

Pues ale, he sobrevivido a mi segunda clase de conducir. Y cuando digo sobrevivir, digo sobrevivir. Hoy hemos vuelto a circular. Por las entradas de las rondas, por rotondas, por calles en plena salida de niños de la escuela… ¡¡¡¡Y YO LLEVANDO LOS PEDALES TAMBIÉN!!!!

Recordemos que es mi segunda lección, por favor.

Menudo estrés, por Dios. Menudo estrés.  Motos suicidas, taxistas animales y sobretodo, siempre consideré que bajar por la Calle Muntaner de Barcelona era complicado. Pero en realidad es una jodida pista de obstáculos a base de slalom. Me he estresado un poco, la verdad.

Y encima el tío me va poniendo a prueba. “Mira esa chica que guapa es.” “Mira esos dos como corren” “Mira esos policías de la derecha”… ¡¡¡Y pobre de mí como desvíe la mirada un segundo del frente o los retrovisores!!!

En fin, está loco. Me da la clase en portugués (para que sea más divertido, claro) pero es divertido. Y tengo la certeza que aprenderé muchas cosas con él.

Ale, hasta la próxima.

martes, 13 de septiembre de 2011

Sin título.


Este fin de semana pasado no fue un fin de semana de grandes fiestas ni grandes eventos, fue más bien un fin de semana de cafés, cervezas y mucha tranquilidad. Estoy en un complicado proceso tratando de decidir que quiero en mi vida y que quiero hacer con ella. Y sobretodo y lo más importante... Donde quiero hacerlo.

De mis decisiones y pensamientos ya hablaré otro día, pero tengo al menos media docena de posibles destinos y por desgracia no todos compatibles. La verdad es que si les hago caso a todas no me veis el pelo en 3 o 4 años (algunas temporadas ni tan siquiera podrías hablar/mail conmigo), empezando solamente ya en un par de meses.
Dejemos el tema, cuando tenga las cosas más claras ya os contaré.

Pero como este fin de semana ha sido jugar a rol, juegos de tablero, pasear, tomar mucho café y muchas cervezas y que tampoco hay tanto que contar haremos un post de los que avergüenzan a gente. Por aclamación popular añado una foto de Tom Cruise (él sigue jurando a diestro y siniestro llamarse Isidre, y hasta ha convencido a medio Mollet para que le llame Sidru pero yo sé quién es en realidad, y si le hubierais visto sirviendo copas vosotros también lo sabríais). No lleva las magníficas gafas, pero está en una actitud que le define bastante…

Claro que para compensar supongo que después de avergonzarle debería corresponderle y avergonzarme a mí mismo. Así que allá vamos con tres fotos de mis añitos mozos. Creo que hablan por sí solas.

Lo que sí tengo por contar es que hoy he empezado las prácticas para el carnet de conducir (sí, aprobé el teórico y a la primera gente de poca fe). Mi instructor está como una cabra. Es un portugués que lleva 30 años dando clases de conducción y creo que me soltará varias frases épicas cada día. Las de hoy han sido:

-Yo te enseño a aprobar el examen, a conducir ya te las apañarás tu cuando tengas el carnet (lo cual ya era sabido tras muchos avisos que me habían dado). Eso sí, si te enseño en BCN por cojones aprenderás a mirar los tres espejos y adelante a la vez como si tuvieras 4 pares de ojos y otros tantos cerebros. Eso o matarás algún gilipollas que se dice motorista urbano, que tampoco sería una gran pérdida. Además, el seguro te cubre.

Luego me ha explicado los mandos del coche (Marta, a mi me han enseñado a usar el limpia desde el primer día ;-P) en un cuarto de hora… y me ha puesto en circulación. Evidentemente los pedales han sido cosa suya, pero el volante, controlar distancias y tamaño del coche, los intermitentes y el mirar los espejos eran cosa mía. Y circular por las entradas y salidas de las rondas y muchas rotondas estresan un poco. Eso sí, debo admitir una cosa: me gusta. También debo admitir otra cosa: antes me hacía una idea, ahora sé que la gente no sabe cómo se toma una rotonda. Por seguir el código de circulación la gente se cagaba mucho en mí. A ver qué futuras anécdotas me quedan de esta aventurilla.

Y hoy a ver al Barça sin, casualmente, el morbo de ver el regreso al Camp Nou de Ibrahimovic. Con lo que me hubiera gustado verle… Y todavía sin entender como nos han empatado ese partido en el último minuto. SI llevaban 42 minutos sin hacer nada!!!

En fin, a por otra cosa. Entre ellas la reincorporación al trabajo. Que quieras que no después de tantas vacaciones ha sido de todo, menos leve y agradable. Pero me quejo de vicio, que los hay en peor situación.

Ale gente, a reír y a disfrutar, que para lo que dura la vida más vale tener sonrisa a mano ;-P

(Volviendo a mirar el post deduzco que mi familia debía odiarme, y no puedo culparles por ello debo admitir, ya desde niño...)

domingo, 4 de septiembre de 2011

Fiesta Mayor de Sabadell

¿Y cómo empiezo yo esto?

Pues después de la Fiesta Mayor de Mollet viene la Sabadell. Ciudad grande, industrial, con fama de una gama de oferta cultural muy alta… que no queda representada en estas fiestas. Pongo al personal en situación.

Viernes noche: salimos con Sandra, su hermano y unos amigos a un concierto de jazz (11 de la noche) de un grupo que la verdad, menos las coristas que estaban para lucir palmito, se defendían bastante bien. Pero después de ello simplemente la ciudad quedó desierta (y hablamos de eso de la 1 de la madrugada). Fuimos hasta las barracas solo para descubrir que en su lugar habían instalado el mayor de los chiqui-park que he visto en mi vida. En el grupo apenas había un par de infiltrados de 30 añitos… pero es que el resto teníamos allí a gente a la que le sacábamos entre 10 y 15 años!!!!

Al día siguiente, después de visitar a la gente de os juegos de mesa en el Casal Pere Quart (i descubrir un magnífica exposición de aviones del club de aeromodelismo de Sabadell por azar) nos tocaba a los Diables y resto de entidades de Sabadell hacer la “cercavila” de Fiesta Mayor. ¿Y la segunda noche de Fiesta Mayor en Sabadell?

Pues no la hubo. Como llovía nos hizo pereza subir hasta el centro para saber si había concierto o no, si habría monólogos o no (¡¡¡ojo, que la fiesta se finalizaba a las 2 el sábado, que ya se sabe que es día fuerte!!!), pues para Santa Perpetua a un concierto de BRAMS. Pero esta vez a escucharlos, no a servir cervezas con ellos de música de fondo.

NOTA: ayer descubrí que la gente de Mollet, fuera de su hábitat natural, efectivamente saben salir de fiesta tal y como apuntaban unos hallazgos hechos en un muro facebook.

Con unos amigos muy buenos nos hicimos un montón de risas, unas pocas demasiadas cervezas (que mal llevo lo de tomar un par de copas en ayunas, de verdad: no lo hagáis) y alguna que otra foto comprometida.

Me desgañité cantado varias de las canciones de BRAMS (los clásicos, que de las nuevas no me sé casi ninguna) recordando hace 10 o 12 años cuando les veía por primera vez. Me volví a reír a carcajadas con “El President”, eché en falta un “Quan t’imagino Cagant” (pero si por la portada del Jueves cayó la que cayó… por esa canción les caen 30 añitos de nada) y me emocioné, con lagrimilla incluida lo confieso sin pudor, con “L’últim Tiravolt” (http://www.youtube.com/watch?v=u2cFtRgmPRY&feature=related) y vibré como siempre con “Fidels a la Utopía” o "La meva terra lliure".

A partir de ahí la música la verdad es que fue a menos pero no la fiesta, que pasamos a montárnosla nosotros mismos. A Jose le entró hambre y se compró unas patatas fritas de las que adjunto foto con referencia para que os hagáis una idea de cómo era de tamaño.

Y con esto y un bizcocho a eso de las 5 de la madrugada un par de energúmenos leales como ellos solos tuvieron el detalle de acercarme a casa.

Para esta noche los planes son claros. En Sabadell no hay fiesta que pague la pena y mañana es laborable así que en el correfoc podremos soltar toda la energía, sin reservas, sin cautela porque de ahí, a la cama.

Agur y hasta la próxima.