Pues bien, los planes de futuro prosperan. Si me preguntáis tampoco sé ahora donde carajo voy a estar en unos meses, pero vamos adelantando pasos en cada una de mis opciones.
De momento acabo de volver de dos días en Madrid de un curso de formación para irme al Antártida. ¿Es seguro que me vaya? Pues no, depende de otras opciones laborales. ¿Es plausible e incluso probable? Pues sí. Además… me hace una ilusión tremenda. Quizá hay que estar un poco pirado (vale, “poco” no sería la palabra que mejor lo define), pero es una aventura genial que pocas otras veces podré realizar. Deberíais ver la pasión con la que hablan los que han estado allí alguna vez. Así que cruzad los dedos por mí para que pueda ir.
El viaje empezó con el AVE de las 6:40 de Barcelona a Madrid. Menuda gozada. Cómodo, rápido, de centro a centro, atenciones en castellano, catalán e inglés… y amables caballeros que se enfadan enormemente soltando improperios e insultos a placer con los catalanes con frases como “¡Tener que aguantar oír el catalán! ¡Pero si no les queremos, coño!”. Como decía Maruja Torres, me voy a Madrid a cargarme de mala leche. Y es una lástima, porque como se aprecia en este blog: todos los catalanes sentimos un odio profundo y un desprecio increíble hacia todo lo español. Una lástima, vamos.
Olvidemos el tema, hablemos del curso en sí mismo. Ha consistido en una sesión de presentación de los diferentes equipos que en principio nos desplazaremos al continente de la Atlántida, digo Antártico (broma habitual entre la gente que ha ido). Nos hemos presentado por destinos y proyectos desde el personal médico, el logístico (civil y militar), el militar (Armada y Ejército de Tierra) y el científico. Porque sí, allí resulta que soy un científico.
A continuación empezaron los representantes del Comité Polar Español y similares… que tienen la manía de hacer presentaciones largas, repletas de diapositivas llenas de letras a reventar, con datos, datos, datos, sin nada impreso para poder seguirles. Con lo que a los 10 minutos casi todo el mundo ya tenía el cerebro desconectado. Eso cambió un poco cuando se habló del tema revisión médica y especialmente cuando los militares tomaron la palabra. Joder que cambio: claro, conciso, preparado y al grano. Especialmente el Capitán de Fragata Juan Antonio Aguilar del Estado Mayor de la Armada, que habló de la logística de los desembarcos y funcionamiento de los buques BIO Las Palmas y BIO Hespérides, que son los que realizarán las misiones en la campaña de este año (como en campañas anteriores). Ya sé que la terminología es muy militar… pero es que el tema está bastante militarizado. Cosas de tratar con la Armada.
Después de una mañana de logística nos hicieron un intenso curso de formación de Soporte Vital Básico (normas de higiene, patologías habituales, tomar conciencia de cómo actuar ante situaciones específicas, uso de cierto equipo médico, cursillos que nos van a dar, prevenciones, anécdotas, etc…). Una de las cosas más importantes, aparte de la precaución y la revisión médica y odontológica, es saber que debemos hablar con la familia, amigos y parejas para concienciar de los riesgos que ello implica. El hospital más cercano está a 1000 Km y los planes de evacuación factibles puede que lleve días trasladar a un herido, con las consecuencias que todos sabemos que eso puede tener en un caso de gravedad. Así que si alguien necesita que le explique los planes de contingencia para estar más tranquilos que lo diga y lo haré encantado. Yo estoy muy tranquilo, aviso, pero el Comandante Médico al cargo del tema avisó que suele ser muy habitual que quienes peor lo llevan son los que se quedan y que a menudo no se atreven a plantear sus miedos.
Y con eso acabamos el día laboral. En el siguiente post os pongo la “cena” de la noche que me organizó Nacho..
No hay comentarios:
Publicar un comentario